Como conclusión del trabajo que hemos venido llevando a cabo a lo largo de estos meses, podemos realizar un balance positivo sobre el nivel de análisis logrado en cuanto a dos cuestiones que, a nuestro parecer, fueron claves: lograr una visión crítica y reflexiva de las lógicas que rigen los discursos de los medios.
En primer lugar, intentamos conformar una mirada crítica y contemplativa del discurso de los medios, desmantelando ciertos mitos, como la neutralidad, la objetividad y la supuesta relación transparente entre emisor y receptor. A partir de estos procesos, pudimos identificar sujetos concretos situados en un contexto histórico, social y cultural determinado. Además, atravesamos un proceso de reconocimiento de las condiciones de producción, circulación y consumo de los discursos mediáticos, identificando los intereses y las tramas ocultas de poder.
Por otro lado, pretendimos instaurar una mirada reflexiva sobre las implicancias de los medios de comunicación en la sociedad actual, teniendo en cuenta que son los mass media los encargados de producir la realidad a través de las narraciones de los hechos. En este sentido, identificamos las lógicas de la espectacularización, que traen aparejadas, principalmente en el ámbito político, el desencanto, una visión deshistorizada y deshistorizante que conforma una realidad atomizada, a través de bombardeos de noticias que priman la pelea sobre el debate, siguiendo las lógicas de un periodismo mosaico que termina propiciando átomos de cultura sin relación entre sí.
Por último, este proceso conllevó para nosotros un desafío muy importante, al plantearnos la necesidad de apartarnos de una cultura mediática que nos atraviesa a diario, en la cual interactuamos tanto como productores y consumidores. En este sentido, tenemos la necesidad, como futuros comunicadores, de estudiar los medios como procesos complejos, para lo cual debemos desnaturalizar ciertas lógicas que, por presentar una cierta continuidad temporal y estar constantemente legitimadas por la sociedad, impiden llegar, superficialmente, al epicentro de los conflictos.
Por Gonzalo Martin y Manuela Papaleo
No hay comentarios:
Publicar un comentario